Exponiendo a las víctimas

Decepción es la palabra que mejor se ajusta al sentimiento que hoy nos embarga a las miles de personas que desde nuestros respectivos ámbitos trabajamos por la dignidad de las personas, y en particular de las mujeres, que creedlo: también somos personas.
“El Plan Integral de lucha contra la trata de seres humanos con fines de explotación sexual”, propone al parecer que las mujeres prostituidas, traficadas, esclavizadas y por ende aterrorizadas, denuncien a sus proxenetas; eso si con premio: papeles para continuar viviendo en España y, ¿continuar siendo prostituida por otros chulos escondidos tras el patético eufemismo de “empresarios del sexo”?
¿Cuánta doble moral e hipocresía oculta esta intención? Por un lado, pretender que unas mujeres que han sido tratadas peor que a animales, dejado sus casas, su vida para entrar en territorios de auténtico terror, denuncien a las redes de explotación sexual, que mueven miles de millones de euros en el mundo, que trafican con miles y miles de seres humanos, y que tienen muchas de ellas a sus familias como rehenes en sus lugares de origen.
Por otro lado, inquieta el premio al que se aspira: papeles. Papeles si, pero ¿y trabajo, un trabajo de verdad? Porque digámoslo con rotundidad: la prostitución no es un trabajo, es la peor forma de esclavitud con la que el patriarcado somete a las mujeres.
Y regular la prostitución es legitimar la violencia contra las mujeres, regular la prostitución es promover y premiar a uno de los pilares más repugnantes de la dominación patriarcal, regular la prostitución es hacer el caldo gordo a los seres execrables que trafican con seres humanos, o que lucran con la esclavitud de esos seres humanos.
Quien crea que la prostitución es un trabajo, que motive a sus hijas para que lo lleven a cabo, que las impulse a aprender como desarrollarlo de la forma más idónea posible. Repugnante, ¿verdad?
Entonces, por que en nombre de una supuesta liberalidad, que desde luego no es tal, proponemos para otras personas lo que desde luego no querríamos para nosotros/as mismos/as.
Y ya puestos a poner cosas en claro, no llamemos cliente a un individuo (mayoritariamente hombre) que necesita pagar para obtener sexo humillando a otros ser humano. Llamémoslo por su verdadero nombre: prostituidor o mejor aún llamémosle: putero.
Los seres humanos no se compran ni se venden, ni tampoco su dignidad.
Que quien legisle, que quien gobierne tenga la valentía que ha tenido en su momento el régimen sueco: penar a ese mal llamado cliente, sin cuya demanda no habría oferta.
La gente que lleva años trabajando con mujeres prostituídas como la Asociación Alecrín, de Vigo, tiene datos que están al alcance de quien desee profundizar en el tema, pero quedémoslo con una cifra: el 80 % de las mujeres que están prostituyéndose lo hacen en forma forzada y dejarían de hacerlo si tuvieran la más mínima oportunidad de una salida digna.
Es un problema viejo como el mundo y para resolverlo se choca con la peor predisposición patriarcal de quienes están acostumbrado a servirse de las mujeres como si fueran cosas durante milenios, por ello, la resolución del mismo requiere de un debate social sin ambages y mucha valentía para, entre otras cosas, ir contra las mafias de traficantes, una verdadera lacra social que tiene que acabar, por la dignidad de todas y todos.

Luz Darriba

El arte y/o la vida



El arte y/o la vida
La noticia es escueta, como casi todas las noticias que se refieren a las mujeres, en donde aparecemos inevitablemente como víctimas o modelos de escaparates de charcutería. Mercado humano en el siglo XXI.
Pippa, además de ser artista creía en la gente, y su inocencia aparece hoy como una mueca trágica. A quien se le ocurre, diría más de uno/a, recorrer una parte del mundo sobrada de coflictos sin más armas que la fe en los demás, enfundada en un “vestido de novia”.
Pero si el arte no es la vida, diría Guy Debord, menuda mierda de arte (lo segundo es mío) y seguramente Pippa creía fervientemente en la fuerza del arte como en la de la vida; eso le llevó paradogiacamente a perder la suya intentando demostrarlo.
"El traje era una metáfora del encuentro con el otro, la unión y la búsqueda de la parte femenina positiva, de la mujer como fuente de vida, estabilidad y sensatez", explicó su hermana.
Noviasentour, su última obra, era una perfomance con la que recorrería desde Milán a Jerusalén, (vestida de novia, haciendo autostop e intentando transmitir un mensaje de encuentro entre los seres humanos), pasando por Eslovenia, Bosnia y Bulgaria, hasta Estambul.
Pippa Bacca, dove sei?
Allí se pierde su rastro y las autoridades turcas, como suele ocurrir, miran para otro lado, por lo que la familia, desesperada, inicia su búsqueda, que concluye hace dos días, cuando se descubre su violación y asesinato cometido por un hombre de 38 años que la recogió en su coche.
Repasemos: femicidio: se define como el asesinato de la mujer por el sólo hecho de serlo, es decir, su origen se basa en las relaciones desiguales de poder entre hombres y mujeres, y puede darse en espacios públicos o privados. Por cierto: ¿habéis probado a escribir femicidio?; el procesador de textos más conocido lo corrige inmediatamente como feticidio: acción y efecto de dar muerte a un feto, y el diccionario de la RAE nos dice que no existe. Será porque no mueren mujeres asesinadas en el mundo, y aquí nomás, por el solo hecho de ser mujeres.
Pippa Bacca, sobrina de Piero Manzoni, aquel artista, que, entre otras cosas, envasó sus excrementos (“mierda de artista”) murió a los 33 años creyendo en el arte y en la vida, o sea, en las muchas caras de una misma cosa.
Luz Darriba

El patriarcado y su ceguera crónica



Este 8 de marzo pasará a la historia no por ser el “Día Internacional de la Mujer Trabajadora”, esa jornada tan cara a las mujeres de todo el mundo, esa jornada de lucha, de reivindicación de todo cuanto aún nos queda por conquistar, de recuerdo de la sangre, el sudor y las lágrimas de tantas y tantas mujeres que nos han precedido, sino, simplemente, por ser el día previo a las elecciones de 2008.
Una vez más, los políticos (y las políticas, cuyas voces en contra tampoco se han oído), nos demuestran que el patriarcado, desgraciadamente, continúa gozando de buena salud, aunque desde luego, para mi gusto, de muy poca visión integral de la realidad.
De lo contrario, habrían reparado, alguien habría reparado, en el hecho de que el día anterior al “día d”, la famosa jornada de reflexión, se correspondía nada más ni nada menos, con el día en que las mujeres salimos a la calle para reclamar, para recordar, para hacer oír nuestras veces, para intentar hacernos un poco más visibles.
Es cuanto menos llamativo, que nadie haya reparado, teniendo en cuenta la afluencia masiva de nuestro género en los medios de comunicación (siempre por motivos lamentables), después de la ofensiva de los sectores más retrógrados contra los avances en la conquista de derechos sobre nuestro propio cuerpo, después de un recrudecimiento descarnado de la violencia machista, que nadie haya reparado que nos iban a arrebatar también el 8 de marzo.
Seguro que el cronograma electoral podía haber sido otro, una semana antes, una después, lo mismo da, pero era más sencillo demostrarnos una vez más cuan poco nos tienen en cuenta.
Eso si, en el recuento electoral contamos, y con lo que nos ha costado votar, es muy importante que lo hagamos con firmeza y teniendo en cuenta a quienes nos tienen en cuenta. O en todo caso, que nuestro voto, que no dudo será mayoritariamente de progreso, sea también un voto crítico, no un cheque en blanco; sea un voto que reclame y exija cuentas cuando las promesas previas no se materialicen.
Por cierto, a ver si los servicios sociales se hacen cargo de “Viqui”, la niña de Rajoy, que parece abocada a una esquizofrenia inevitable, entre las sacudidas de la realidad cotidiana, que es la que es, y los delirios del patriarcado que le auguran un futuro tan maravilloso como inalcanzable, mientras se continúe pensando sólo en masculino.

Luz Darriba
tal como as nubes
i agora asombrani agora alegran
os espasos inmensos do ceo
que impele o vento
así as ideas
loucas que eu teño,
as imaxes d emúltiples formas,
de estranas feituras, de cores incertos,
agora asombran,
agora acraran
o fondo sin fondo do meu pensamento

Rosalía de Castro, Follas Novas

un poco de todo en todo

Empédocles pensaba que nuestros ojos estaban formados de tierra, aire, fuego y agua, como todo lo demás en la naturaleza. Y la "tierra" que tengo en mi ojo capta todo lo que hay de tierra en todo lo que veo, el aire capta lo que es de aire, el fuego de los ojos capta lo que es de fuego y el agua lo que es de agua. Si el ojo hubiera carecido de uno de los 4 elementos, yo tampoco hubiera podido ver la naturaleza en su totalidad.